Por: Daniela Escribano
No te vayas. Te queremos. Te vamos a extrañar. No somos nada sin vos. Sos todo Rosi. Sos grosa Jimena Barón. Estas frases se podrían encontrar en un cuaderno infantil de una niña adorando a su ídola. No soy una niña, pero Rosa, la boxeadora de “Sos mi hombre”, es mi ídola. Y cuando digo ídola, sólo estoy queriendo decir que me enternece, me inspira confianza, que aprendí a quererla, que la voy a extrañar.
Fue de las primeras en sumarse el proyecto. Cuando apenas la ficción cursaba los primeros meses de concepción, ya estaba firme Barón entrenando para ponerse en la piel de “Rosa Montes” y lo transmitía a través de su cuenta de twitter, en la que expresaba el placer de estar “embarazada de Rosi”, una criatura que le interesaba, la conmovía, le proponía un gran desafío.
Aceptó entrenar su físico y “ensanchar” su espléndida figura sólo por ella. Contó que se cayó, lloró y se agotó, sólo por ella. Como pocas en la tele, puso el gancho para “afearse” y volver al morocho. Comenzó a practicar un modo de hablar noble y corto, educado y limitado, con menos tuteo y más respeto, con menos eses y más palabras simples.
La asimilación con “Million Dollar Baby”, la película ganadora del Oscar, no tardó en llegar: dos aspirantes a boxeadoras que soñaban con ser campeonas. Dos entrenadores machistas que se negaban a entrenarlas. Ellas que insisten. Ellos que aceptan. Cuentos parecidos, pero en dos marcos netamente distintos, y no sólo me refiero al cine y a a la tele.
En la pantalla grande, la historia gira en torno a la boxeadora, en “Sos mi hombre”, no; “Rosi” no es la protagonista de la novela, es un personaje secundario. ¿El más logrado? Para mí sí. ¿El mejor de la carrera de Barón? También.
Y es que, a mi modo de ver, “Sos mi hombre” es una ficción que será recordada por el gran destaque de sus personajes no protagónicos: “El Turco”, “Rosi”, “Carrizo”, “Guachín”. Todos “muñecos” adorables, sensibles, estereotipados, pero compradores, transparentes, toscos, torpes; antihéroes, “Chavos”, del “patio trasero”, hijos de la marginalidad.
Y entre ellos, la mujer, la niña grande, la mamá cuasi adolescente, la novia del “Oso”, la “mamita” de Carrizo, la amiga de Camila, la asistente de cocina del buffet, la que se desvela por la gloria, pero vive con lo suyo y tiene una honestidad que se le sale por los poros.
Pocas veces se puede ser en TV a una actriz “que hace de chica que se come las eses” y lo hace bien. Barón lo logra, vaya si lo logró. Ama a su entrenador, pero no puede dejar de llamarlo “Jefe”. Se da cuenta que su amiga (Cid) es una histérica, y como no le sale decírselo así, prefiere intentar con un “Doctora, usted da muchas vueltas”.
Sensible al por mayor, sensata, una auténtica buena mina. Una dulce.
Una de las primeras imágenes la mostró recibiendo una gran piña de “El Oso”, en tiempos en que le quería demostrar que no servía, que no estaba preparada, y esa cara transmitió angustia, tristeza, fortaleza y dignidad.
Y con estas cualidades se hizo camino al andar dentro de una historia con muchas luces. De hecho, se ganó un foquito sólo para ella. Ahora se va, nos deja, se baja del proyecto.
En el medio de dos hombres que la aman, con la incertidumbre de no saber qué hacer, intentando definirse sin poder hacerlo y sintiéndose en falta por mentir cada día más, Rosa dará un paso al costado.
Aún no sabemos cómo será su despedida, pero podemos imaginarla. Seguramente con lágrimas en los ojos, dejando como piltrafas a Carrizo -”Jorge” para ella – y a “El Oso” – “Jefe” para ella.
Desde ahora la empiezo a llorar porque, aunque sea una persona de fantasía, aprendí a adorarla en estos meses. En tiempos en que la nobleza no abunda, imaginar que existe una mina como Rosi, con ovarios, la frente alta, espíritu de lucha, cultura de trabajo y un hombro para ofrecer, está muy bueno.
Se irá con “La Rocío”. Dejará deshecho a “Guachín” y su sueño de ser “su hombre“. Dejará sin rival a “La zorra”, sin compinche a “La Doctora”, sin “nena” a Jesuza, sin amor a “El Oso” y “Carrizo”.
“No te vayas Rosi, no te vayas, te queremos Rosi, te queremos”.