Por: Daniela Escribano
También para la radio, claro, pero como en este espacio hablamos de televisión, nos cupe decir que estamos hoy ante el día – el único- en el que se agasaja a la producción televisiva. Más allá de la críticas, más allá de que yo crea fehacientemente que quienes votan en APTRA no tienen autoridad para hacerlo, simplemente porque, en su mayoría, no han visto lo que eligen, “es lo que hay”.
Así como el rating e IBOPE son de lo más cuestionado dentro del rubro televisivo y, sin embargo, los números que arroja esta medidora oficial definen continuidades y descensos, éxitos y fracasos, los Martín Fierro, de dudosa credibilidad, son esperados y venerados, agradecidos y maldecidos.
Y desde este lugar, aunque bien sabemos que los premios se eligen a ojo, por quien se conoce más o quien se conoce menos, porque me suena o no me suena, escuché hablar o nada oí decir, me gusta hoy, entonces lo elijo por lo del año pasado, nos vemos en la obligación de ponernos el vestido de gala, caminar por la alfombra roja y, en el caso de hoy, ingresar al Teatro Colón para analizar lo que se premia y lo que no.
Jugar y proponerles un prode se hace difícil, más que nada porque existen tres categorías para la selección: 1) Lo que creo que va a premiar APTRA 2) Lo que debería premiar 3) Lo que me gustaría que premie.
Y entre estos tres vértices, el sentimiento y la razón, la objetividad mía y la de ellos, creo que hay muchos premios que están cantados (como el Oro para “Graduados”), otros muy peleados, y otros, cuya derrota me dolerá, sobre todo en el caso de productos que admiré mucho – como “Tiempos compulsivos-, pero que no fueron comprados por el público y menos vistos por APTRA.
Por lo pronto, los invito a dormir una siesta porque hoy tendremos una noche larga y, espero, compartida. Les propongo un seguimiento exhaustivo de todo lo que irá a suceder en los Martín Fierro.
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