Para mi la música de Mahler tiene un par de componentes, además de la gran técnica de contrapunto y de estructura romántica, que la hace muy especial: la forma operística de sus sinfonías (beethoveniana-wagneriana) y la otra la forma tan virtuosa que utiliza a la orquesta. En cada sinfonía logra hacer, como Beethoven en sus sinfonías, innovaciones en todo los aspectos de la composición. Las estructuras varían, las orquestaciones crecen, introducen instrumentos como mandolina, guitarra, cencerros, cajas, voces, coros. Con un trazo muy operístico a la manera de Wagner, logra Mahler que su música consiga el poder de ver una ópera con los ojos cerrados. No necesita de escenografía para llevarnos a parajes distintos y contrastantes. Muchos de estos son un viaje al centro de la tierra y otros al del propio ser humano, tipo “viaje fantástico ” pero de los sentimientos. Un psicoanálisis para destrabar los momentos más complejos de los sentimientos y de los pensamientos para lograr hacer la catarsis para un saneamiento total.
Cada sinfonía presenta un episodio de la vida de un ser (en esta caso él se puso de voluntario) que pasa por todos los momentos de la vida: nacer, respirar, el abrir los ojos, adolecer, amar, sufrir, crear, triunfar, luchar, fracasar, perder a seres queridos, enfrentar enfermedades, conquistar y ser derrotado para luego esperar que su trabajo y dedicación a su arte (la música) sea inmortalizada. Que la muerte no extermine la dedicación que le dio a su música. Es así que las ultimas palabras de Mahler fueran: “mi tiempo llegará!” Y así ha sido, ya que goza hoy en día como uno de los grande compositores de todos los tiempos. No hay director de orquesta que no quiera dirigir su música. Reta a todos a hacer de la orquesta un instrumento virtuoso pero también a transmitir todos los sentimientos que su música contienen.
La décima de Mahler quedó con un primer movimiento terminado y el resto de los 4 inconclusos. Queda así como una carta en un testamento para leerse tiempo después. Cuando se interpreta solo el primer movimiento, como se acostumbra hacer, queda uno con la sensación de algo profundamente triste en el que el personaje se despide con un gran sufrimiento. De los 4 siguientes movimientos 3 nos van describiendo los últimos episodios de su vida donde: lucha en el trabajo, en la vida, en lo personal. Pero el 5o y último es un mensaje del más allá en donde la tristeza se va convirtiendo en serenidad y en donde una pequeña luz se agranda hasta convertirse en un astro luminoso lleno de energía eterna, el “ewig” (eterno/siempre) de Mahler!