Por: Alejo Bernasconi
Después de haberse confirmado la noticia más esperada por el voley argentino en muchos años, Julio Velasco fue presentado oficialmente como Director Técnico de la Selección. Ni la vuelta de Argentina al plano mundial tras el reconocimiento de la FIVB luego del bochornoso Goijman-Acosta gate, fue algo tan festejado. De esta manera, nuestro voley tiene hoy al mando a uno de los 3 mejores entrenadores de la historia:
No quiero utilizar este medio para hacer una recopilación informativa de los triunfos que consiguió, para eso hay sitios “especializados”, está el mismo Wikipedia y en YouTube hay decenas de videos en los que se lo puede escuchar hablar, sólo quiero dedicarle unas cuantas líneas.
Tal vez no se puede decir nada de este sujeto que no se haya dicho. Los logros que consiguió ya los conocemos todos: tanto aquellos que se han materializado en medallas y copas, y los que se transformaron en inconcretos, que a la larga son los más importantes porque son los que verdaderamente dejan una huella y no funcionan como souvenirs. ¿Por qué? Porque en Argentina dirigió al Ferro tetracampeón, lo que produjo que fuese el ayudante de Young Wan Sohn en el Mundial del ’82, en el que se consiguió la primera medalla en la historia de nuestro voley. Porque en Italia ganó 4 scudettos con el Modena, 1 Copa Italia y 1 Copa de Campeones. Con la Selección italiana, bueno, lo puso en los primeros planos y lo potenció no sólo como nación sino como mercado. Allí consiguió 2 Mundiales consecutivos, 5 World League, 1 Copa del Mundo, 1 Copa de Campeones, 1 World Top Four, 3 Campeonatos Europeos, 1 World Super Challenge y 1 Medalla de Plata en Atlanta 1996, tras perder una final épica ante Holanda en tie-break. Porque en Irán ganó 2 copas asiáticas. Sin embargo, a decir verdad, todos estos diplomas tienen un trasfondo muchísimo más importante: En Argentina impulsó la camada que consiguió el bronce en Seúl ’88, en Italia fue uno de los grandes encargados de llevar a su máximo punto a este deporte y transformarlo en la NBA del voley durante todos los ’90 y gran parte del nuevo milenio. En Irán, prácticamente lo hizo conocido. Esa es la importancia de Velasco. No sólo se disfruta de su presente cuando él trabaja, sino que es una apuesta enorme al futuro.
¿Qué tiene Velasco que nos enamora? Es un hombre que trasciende al voley y al deporte. En una entrevista con Vorterix, se pudo conocer mucho más de su faceta como entrenador, como Director Deportivo de Lazio e Inter o del encuentro que mantuvo con Guardiola. Asimismo, dejó varias frases, conceptos e ideas que refieren a la estrategia, al juego y en oportunidades, a la vida. Algunas viene repitiendo desde hace años en sus conferencias y otras destacó en el programa radial de Bonadeo. “Las ideologías están muriendo pero en el voley subsisten (…) Hay que sumar, no elegir”, cuando le preguntaron sobre las corrientes filosóficas deportivas. “Nadie es nada hasta que demuestra: talento, entrenar mucho e integrarse a un equipo, por lo tanto se obtiene resultados”. “‘Todos son iguales’: es la mayor mentira del deporte. Hay que tratarlos a todos con respeto pero no a todos igual”. “Si se trata de copiar al entrenador de moda y no tiene que ver con las caracteristicas de uno, fracasa. Hay que ser auténtico”.
¿Por qué tanta reverencia ante este hombre? De niño recuerdo leer las pocas revistas especializadas que lo describían como el paradigma del voley, o escuchar a mis viejos hablar de él como un genio absoluto o de ver las finales de Atlanta o de las Ligas Mundiales tanto que ganó como que perdió y sentir que era algo que jamás iba a vivir. Velasco es el único hombre del voley argentino que tiene un apellido que pesa por sí solo, que se lo nombra e impone respeto, que no es joda. Siempre que se hizo referencia a él, se lo tomó como palabra santa, cada charla que daba luego trataba de ser replicada estúpidamente por los entrenadores trogloditas. Su mayor virtud, además es la de haber ganado todo (salvo esas fatídicas finales contra el Holanda de Görtzen, Blangé y cía), es la de su escasa autorreferencia, algo envidiable, que todos tendríamos que adecuar a nuestro accionar. Es admirable notar que cada vez que expone, no cae reiteradamente en la bajeza que nos tienen acostumbrados algunos grandísimos voleibolistas. Difícilmente encontremos a un Velasco diciendo “cuando gané el mundial”, “cuando salí campeón con el Modena”, “cuando viajé y levanté la copa en ‘x lugar’”.
Argentina tiene lo que necesita para dar el batacazo en este Mundial de Polonia y para cumplir lo que dije hace unos meses: en 3 años será una de las 4 potencias mundiales. Jugadores en el exterior, con experiencia en el ámbito internacional, vistiendo la celeste y blanca y encima ahora se le suma un cerebro como el de Velasco. Como diría Alice in Chains, ya “no hay excusas”. Es momento de crecer. Es momento de aprovechar el momento.
Y como el ser humano es contradictorio y esto no es un blog periodístico sino un lugar para la opinión, voy a ser tremendamente autorreferencial y catártico. A los más jóvenes que tengan la oportunidad de leer esto, sáquenle provecho a este Doctor del Voley. Cuando era más pendejo me resultaba imposible poder ver alguna de sus conferencias o simposios, hoy Internet es la ventana perfecta para que se cultiven. He oído pocas personas que coincidan tanto con lo que pienso y considero acerca del deporte, más cerca de las artes marciales que del voley, con postulados del taekwon-do como cortesía, autocontrol, perseverancia, integridad moral y espíritu indomable que deberían ser las bases de cualquier disciplina. Él, sin saberlo las manifiesta, al hablar de no tenerle miedo a ningún rival, pero sí respeto, competitivos pero honestos, por ejemplo. O el hecho de decir que si uno es guapo no tiene que andar demostrándolo todo el tiempo, sino que se deduce por decantación. Es una definición exquisita, aplicable a todo, aún así a quiénes viven predicando el hacer buen periodismo.
Repito a los más chicos: véanlo, escúchenlo. Si les sirve el consejo de quien les suscribe, no pongan excusas, jueguen, mejoren, crezcan, elijan, pero siempre y cuando lo disfruten. Yo tuve oportunidades de ser profesional y no las aproveché y cuando lo hice, escogí otro camino. Hoy, con más años y experiencias vividas en el voley, me doy cuenta de eso (aunque me quedan muchos golpazos más para darme). El haber culpado a entrenadores u otras personas, que seguramente se equivocaron pero que al fin y al cabo la última palabra la tenía yo, hizo que estuviese cegado de rabia en ese momento. Me creí el mejor de la peor manera (con soberbia, no con amor propio) y nunca lo fui, ni estuve cerca de serlo. Cada uno es el dueño de su presente, sobre todo en el deporte, no hay acomodo ni portación de apellido que valga. Ojalá hubiera podido descubrir a este Velasco antes, con otra mentalidad. Ahora lo disfruto y lo aplico para lo que me toca. Lo deseo en la Selección, no tengo dudas en que va a ser un éxito, en que al fin vamos a poder respetar a un entrenador.
No tengo esas dudas porque de una vez por todas vamos a tener un verdadero ganador a nivel mundial en nuestras filas dirigenciales, más allá de la asquerosa polémica previa a su llegada. Al fin vamos a tener a alguien que se subió a lo más alto de un podio a nivel selecciones. Conocemos que no hay ni buenos ni malos, ni culpables ni inocentes, porque gracias a Dios el voley es muy chico y todos saben bien que nadie mea agua bendita, ni jugadores, ni técnicos, ni dirigentes, ni, mucho menos, periodistas. Qué paradoja haber visto sujetos que casi desmantelan clubes y federaciones con manejos horrendos, babeándose y aplaudiendo a Velasco, cuando a la hora de trabajar no aplican ni un 10% de su filosofía.
Cuidémoslo, aprovechémoslo. Bienvenido, Julio, ahora causará un gran problema, mucho peor que antes porque lo tenemos cerca: todos querrán ser como usted.