El estudio y la meditación

#Cabala

Existen técnicas concretas para iniciarse. Una de ellas es el estudio, que en la dimensión mística significa restituir textos para detectar lo que tienen para revelar. El texto no puede transferir experiencia, pero sí es posible, desde la posición de uno, conectar con ese texto, con una situación auténtica y original de uno reflejada en él. Sin entrar en la literatura mística propiamente dicha, podemos poner como ejemplo la poesía. Existe gente que ante un conjunto de versos no siente absolutamente nada. Lo que lee, no le entra por ningún lado, no lo entiende, no le encuentra el
sentido. Otras personas, ante exactamente el mismo poema, se conectan, flashean. (…)

Llevado al terreno del estudio místico, independientemente de que existen diferentes escuelas y distintas
orientaciones para abordarlo, la realidad nos muestra que habrá gente interesada y gente que no y, dentro del primer grupo, una cantidad de seres capaces de establecer la conexión y otra cantidad que no la va a lograr. En un mundo de textos, el iniciado que busca entrar en el camino de la cábala será guiado por un maestro que, además de enseñar el texto, ubica al texto mismo en posición de maestro.

Esta es la gran diferencia con los centros de cábala “de moda”, los que ofrecen la verdad revelada en modelo de delivery. Aquí no hay ningún librito que uno lee de corrido y, al finalizar el último punto, queda en condiciones de
decir: “Yo sé cábala”. Lo único que el maestro verdadero hace es establecer el link entre su alumno y la fuente de conocimiento. El discípulo, y no el maestro en su calidad de intermediario, tendrá que encontrar en el texto la guía. Como conclusión, dejamos entonces esta máxima:
En cábala, el maestro es el texto. Y el que enseña el texto, un pretexto.