Por: Sergio Bergman
En la Argentina, debo mi gratitud a Reubén Nisembom, el maestro que me inició. Al Dr. Daniel Fainstein profesor de Jerusalem Fellows y de la escuela rabínica A.Y. Heschel de Buenos Aires, al profesor Eliezer Schweid, de la cátedra de Filosofía Judía de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
También a mis maestros cabalistas de la antigua ciudad santa de Jerusalén durante mis años de estudio y formación y, en la actualidad, al Admor Dov Beer HaCohen, Admor de Malta. Todos me guiaron en diferentes estadios, caminos, formas e intensidades por los laberintos de la cábala filosófica, meditativa y práctica.
Reconocer a mis maestros me compromete a la gratitud por lo recibido y al desafío de abrir mi modesta contribución multiplicadora, para abrir más puertas a todos aquellos que necesiten una guía.
El simbolismo de la cábala fue siempre consistente, pero nunca estático. Es un organismo vivo, con una diversidad enriquecedora de géneros literarios que expresan su enorme fecundidad intelectual y espiritual y que la convierte en un mundo fascinante e inagotable. Por eso, sin pretender una referencia bibliográfi ca completa (ni haber plagado de citas el libro que terminamos de compartir), no quería dejar de ofrecer un paneo que se compone de dos segmentos: textos tradicionales fundantes y libros contemporáneos de acceso universal, que no son una recomendación sino un registro de mi propio recorrido y lectura. No recomiendo ninguno en particular para no condicionar, pero dejo constancia explícita de que nada de lo que escribo es mío, sino que asumo mi rol de transmisor y docente.