Por: Sergio Bergman
La exégesis esotérica dará comienzo a múltiples desarrollos de la actividad mística. La visión del Cantar de Cantares como autorretrato de D-s, la presentación sobre Su Trono de Gloria, el séptimo palacio del séptimo cielo en el ascenso de los palacios celestiales, entre otras, abre una variante y deja de insistir sólo en la literalidad de las esferas celestiales y de cómo viajar a través de ellas para llegar al trono divino. Habla de la expansión de la conciencia espiritual y desarrolla un mapa cosmológico en el que concentraba su atención meditativa y la practicaba tal como se referencia entre los siglos III y VI. Uno de estos registros es el manual Shiur Koma (Medida de la Figura Divina), que incluye compilaciones que luego se difundieron de manera aislada o editada, como el mencionado Maasé Bereshit y el más difundido y conocido (del que nos ocupamos ya en este blog): Sefer Ietzirá que forman parte de una basta literatura cabalística donde se encuentran entre otros: Reuiot Iejezquel (visiones de Ezequiel), Séfer Harazim (libro de los Misterios), Havdala de Rabi Akiba (la separación del Rabi Akiba), Séfer He- jalot (libro hebreo de Henoc), Merkaba Rabba (Gran Carro del Trono) y Masejet Hejalot (Tratado de los palacios).