Por: Nicolás Gilardi
Si bien el partido con Estudiantes fue un amistoso de pretemporada, para probar jugadores, sistemas, etc, etc, etc, hay que rescatar que se haya ganado para empezar con el pie derecho. ¿Por qué?
Después del semestre que tuvimos, penando en cada fecha del torneo Final e ilusionados un poco en la Libertadores, una nueva derrota -aunque sea en este amistoso- hubiese generado títulos del estilo “Boca no levanta cabeza”, “Boca no encuentra el rumbo”, “Bianchi no encuentra el equipo”.
El mal clima que se genera a partir de ese tipo de cosas, termina repercutiendo. Basile se fue en un verano, amistosos mediante, y tampoco fue bueno el último enero, con el regreso del “Virrey”. La lupa, en un equipo de las dimensiones de Boca, está puesta a cada paso y no hay amistoso que valga.
En cuanto a lo futbolístico, se juntaron jugadores de buen pie en la mitad de la cancha -Riquelme y Sánchez Miño-, más un punta hábil como Cángele. En el primer tiempo eso se notó, pero el equipo mostró poca marca en ese sector, donde Ribair Rodríguez no se mostró muy activo.
En defensa repetimos viejos errores. En el lateral izquierdo Insúa se mostró como una salida muy interesante, aunque no fue lo mismo para volver y marcar. Claramente la última línea es la zona a reforzar.
Por otro lado, no hay que dejar pasar lo que ocurrió días atrás, cuando en plena efervencia de las internas, Albín salió a criticar al técnico y a algunos compañeros. El uruguayo tuvo muchas chances y nunca rindió. Además de su falta de autocrítica por su desempeño con la camiseta de Boca, hubiese estado bueno que se limen esas asperezas puertas adentro y no esperar a irse del club. Hasta la próxima.