Estoy harto del runrún de quejas y de las caras largas del bar del golf. Uno quiere sentarse a disfrutar una cerveza después de jugar 18 hoyos y tiene que terminar de psicólogo de los que se acercan cabizbajos a murmurar sus penas.
Por eso, mis amigos, en esta entrega voy a hablar de golf, pero me voy a centrar en la ACTITUD que debemos portar antes de agarrar los palos. Mi objetivo es que este maravilloso deporte sea realmente un momento de esparcimiento y placer y no una autoflagelación.
He aquí los consejos de Bon Vivant para jugar golf… y aún así pasarla bien
- Tener siempre a mano algo, o alguien, a quien echarle la culpa de los errores propios. ¡No cargues con el mote de “perro”! Hay una lista interminable de excusas a las que se puede recurrir:
a) Motivos médicos varios: dolor de cabeza, insomnio, sexo desenfrenado la noche anterior, resaca.
b) Los palos, que no son para vos o que ya no te sirven
c) La cancha. Por poco mantenida o por demasiado cuidada y rápida, puede ser tu chivo expiatorio.
d) Un compañero que habla mucho o que te pone nervioso
e) El caddy, por motivos irritantes varios. Ejemplo: se equivoca en las caídas, o mientras ves a tu pelota ir derecho al techo de una casa y él, muy fresco, te mira y te dice “calle”.
f) El tero o la paloma que gritan justo cuando estás haciendo el backswing
g) El sol que no deja ver bien la caída del green
h) La sombra, porque se mueve cuando haces el swing y te desconcentra.
i) La ropa es muy ajustada y no te deja desplegar tu amplio swing
j) Te pusiste la térmica y en hoyo 6 hacen 32 grados.
k) El celular (de otro, obvio) que sonó cuando estabas por ejecutar un golpe
l) Etc, etc, etc - Ir siempre con alguien que juegue peor que uno. Aumentá tu autoestima viendo que, efectivamente, puede haber un golf más horrible que el tuyo.
- Llevar un caddy que te festeje el único buen golpe de la tarde
- No hacer grandes apuestas. Encima que perdés, quedás seco para el sábado a la noche.
- Nunca, pero nunca, creerte que mejoraste. Ni bien te confíes, en los golpes siguientes te caes como un piano
- Entender que las reglas del golf no castigan una acción sucia (como un full) sino que se ensañan con la mala suerte. Por ejemplo ¿tuviste la mala suerte de que la pelota rodó y se te cayó a la laguna? Pues bien, ahí está el reglamento para hundirte más en lodo y que termines la vuelta con un tanto más (y una pelota menos).
- Dosificar golf cannel. No importa las horas que pases frente a tu televisor mirando el Master de Augusta, nunca, pero nunca, vas a poder jugar así.
- Renunciar al sueño par. No se debe salir a la cancha pensando en que lo lógico es terminar par en cada hoyo. Es un parámetro demasiado alto para un jugador medio, o sea malo.
- Por último, y más polémico: prestar atención al pronóstico del tiempo. Porque queridos, yo no salgo a la cancha con demasiado calor ni demasiado frío. Me acusarán de carecer de espíritu deportivo o proferirán epítetos homofóbicos contra mi persona. No me importa. Jugar golf tiene sentido para mí cuando se sale a disfrutar y no a insolarse o a pescarse una pulmonía. Por algo no soy Tiger Woods, ni Phil Mickelson. No. Soy un Bon Vivant que prefiere conservar la lozanía de la piel y tener su pañuelo siempre limpio y disponible para una dama.
Y amigos, recuerden siempre que el golf es un juego mental y basado en sensaciones. Estar amargado, enrollado, frustrado e incómodo sólo los va a convertir en peores jugadores de lo que ya son.
¡Hasta la próxima!