Pocas personas saben de la existencia de Boby, el perro de papá. Lo conocen muy pocos porque nadie podría sospechar que él, un hombre independiente, que disfruta de la libertad y esquiva cualquier tipo de condicionamientos que puedan restringirla, podría tener una mascota, un perro que se ha transformado con los años en su compañero inseparable.
Aunque a decir verdad, la palabra inseparable no le correspondería, pero quizás representa el sentimiento que él tiene con Boby, porque entre sus íntimos no pasa un día en que no lo recuerde, se inquiete por su bienestar, o haga alguna actividad relacionada a su mascota, como llamar en forma diaria a Estela, la señora que lo cuida y es responsable del perro. Continuar leyendo