Por: Mauro Gago
Aciertos e incorrecciones del nuevo film sobre el más célebre de los personajes de la Mitología Griega.
Que la mayoría de las personas reconozcan a Heracles como Hércules es la razón obvia (y marketinera) por la que tanto el nombre de la película, del director Renny Harlin, como el personaje adopten el “seudónimo” con el cual los romanos denominaron al mayor héroe de los griegos cuando el Imperio se apropió de su cultura. Y es por esto (primera crítica inexorable) que, ya desde el vamos, se incurre una contradicción cuando en el film se intenta explicar que el origen del nombre que recibe el héroe es en homenaje a la diosa Hera, ya que dicho honor es en base a Hera-kles (en griego, “gloria de Hera”) y no a Hércules.
Pero más allá de esto, la película empieza con el desafío que el rey Anfitrión de Tirinto impone al rey de Argos -que se supone que es Esténelo si nos atenemos a la leyenda- para que se eviten más muertes y terminar así el conflicto con una pelea entre reyes. Que Tirinto esté en guerra contra Argos responde al mito que dice que Esténelo había desterrado a Anfitrión cuando éste mató accidentalmente a Electrión, regente de Micenas, una “provincia” de Argos. Lo cierto es que luego de esto, aparece en escena Alcmena, esposa de Anfitrión, que en la noche posterior a la victoria es sorprendida por el alma de Hera (corporizada en la humanidad de una religiosa), que le dice que permitirá que su esposo Zeus se acueste con ella para poder engendrar un hijo poderoso que venza al tirano Anfitrión, cosa que finalmente sucede. El verdadero mito nos dice, sin embargo, que en los festejos posteriores a una victoria bélica, Zeus adoptó la figura del rey e intimó con Alcmena sin que ella supiera de su verdadera identidad, mientras su auténtico esposo estaba embriagado y festejando con sus agasajados, razón por la cual hoy en día, a quien recibe gente en su casa con motivo de un festejo se lo denomina “anfitrión”.
Tanto en el mito como en la película, Anfitrión intenta matar a su esposa cuando descubre la “infidelidad” y es Zeus, con una copiosa lluvia, quien apaga la hoguera en la que iba a ser incinerada Alcmena. La diferencia radica en que en la leyenda Anfitrión se retracta cuando se entera de que el amante era nada menos que el máximo dios, mientras que en la película la revelación aumenta su ira, aunque luego permita vivir al niño Hércules. Quién sí es fruto del amor entre Anfitrión y Alcmena es Íficles, quien en el film es celoso de su medio hermano de Heracles, mientras que en el mito es compañero de hazañas.
Pero pasemos ahora a la enamorada del protagonista, Hebe, la hermosa rubia que en la película es obligada a casarse con Íficles (sin éxito) a pesar de su devoción por Hércules. Si nos detenemos en la leyenda, Hebe es en realidad una diosa de segundo orden que es entregada como esposa a Heracles una vez que el héroe es divinizado y elevado al Olimpo. Por lo tanto, podríamos decir que la protagonista en el film representa más a Deyanira, tercera esposa “terrenal” de Heracles, antes que a Hebe. Este “enroque” es muy común en las adaptaciones de las películas hollywoodenses: hacerse de los personajes del mito para muchas veces otorgarles un papel que en realidad no es el verdadero según la leyenda.
Pero continuando con nuestro análisis, otra de las escenas relevantes del film es el enfrentamiento del héroe con el León de Nemea, al cual termina estrangulándolo con sus manos. Esta hazaña, que es presentada como un hecho aislado en la película, es en el mito el primero de los doce trabajos que el rey Euristeo le impone a Heracles para deshacerse de él. Por otra parte, se puede observar en otro acto cómo Hércules se libera de estar encadenado a unas columnas, tirando con tanta fuerza que termina por derribar parte de sus estructuras, en un mito que está más enlazado a Sansón (de la mitología hebreo-cristiana) que al propio Heracles.
La película narra luego el destierro del héroe, su paso por las luchas de esclavos (que nos recuerdan mucho al film Gladiador, de Russel Crowe), su regreso a Tirinto y su venganza final contra el tirano rey que mató a su madre. Sin embargo, la muerte de Alcmena es muy posterior a la de su hijo en la leyenda, al punto de que es ella quien mata al rey Euristeo en venganza por imponerle los doce trabajos a Heracles y por perseguir a los hijos de éste tras su fallecimiento (hechos relatados en la obra “Los Heráclidas”, del poeta Eurípides).
Como reflexión final, y más allá de los errores muchas veces deliberados de los directores hollywoodenses, “La leyenda de Hércules” es un muy buen producto para quienes amamos la Mitología Griega, a pesar de algunos enconos pasajeros por no respetar el verdadero mito. Con una fotografía excelente, con originales recursos de desplazamiento de cámara (como el travelling inicial en la que el espectador se siente un soldado más del ejército invasor) y con escenas impactantes propias de los más modernos efectos especiales, el nuevo film sobre mitos griegos es sumamente recomendable, más aun para quienes opten por ver el film en 3D.
Por último, habrá que esperar hasta junio para ver la otra película sobre Heracles (Hercules: The Thracian Wars 2014), en donde nuestro héroe será interpretado por Dwayne Johnson.