En 1950, en cualquier país de occidente, tener un buen trabajo era suficiente para demostrar ser un hombre independiente y exitoso. Si te gustaba o no era irrelevante, y generalmente era suficiente para conquistar a una mujer, sobre todo si tenías un auto. Paralelamente, las mujeres solían ser más tolerantes con algunos hábitos masculinos, ya que el hombre era quien llevaba el dinero a la casa.
La lucha de las mujeres por conquistar sus derechos de estudiar, trabajar y desarrollarse profesionalmente, cambió por completo el panorama. En la actualidad, muchas mujeres son independientes económicamente y hay matrimonios en los cuales la mujer es el sostén principal.
Para un hombre, hoy en día, tener un trabajo cualquiera no es suficiente para definir su independencia e identidad. Muchos odian su trabajo y lo hacen solo por seguridad económica, rodeados de gente que desprecian. Se dirigen diariamente a un empleo que no los define como hombres. Al mismo tiempo, se relacionan con mujeres que tal vez ganan más dinero que ellos y no tienen la misma tolerancia que la que podían llegar a tener las mujeres de los ‘50.
Esto da como resultado una generación de hombres que tienen un empleo pero no terminan de encontrar su masculinidad. Con baja autoestima y problemas emocionales. Que no pueden conseguir una cita y se obsesionan con el sexo y la pornografía. Son económicamente independientes, pero emocionalmente casi como niños.
Al no poder definir su identidad, son manejados por sus emociones y caprichos sin saber realmente lo que quieren. Individuos a quienes siempre les dijeron lo que tenían que hacer y qué era lo más seguro. Hombres con una gran inestabilidad emocional, que culpan a los demás por sus acciones y emociones. Hombres que llenan su vacío con comida o con bienes materiales como un auto de lujo que sólo es un juguete para impresionar a los demás. Personalidades moldeadas por una crianza caracterizada por la abundancia de cosas materiales (juguetes, regalos, televisión, etc.) pero poca presencia afectiva. Nos encontramos con hombres y mujeres intelectualmente muy desarrollados, pero emocionalmente muy inseguros.
Así como evolucionó la sociedad y el mundo, los hombres – tal como eran antes – parecerían ya no ser necesarios. Por eso se ven enfrentados a definir un nuevo concepto de masculinidad. ¿Es Justin Bieber el mejor ejemplo para las próximas generaciones?
De ahí que es importante entender que en nuestra época se está definiendo un nuevo concepto de independencia emocional. A lo largo de la historia humana, los hombres han tenido siempre más claro su función y su camino. Hoy en día ya no se necesitan tantos cazadores, ni guerreros, ni siquiera en muchos casos la figura clásica de aquél que genera riquezas, entonces ¿qué nos va a definir como hombres? ¿Cómo conseguimos nuestra independencia emocional?
Nuestra generación tiene que desarrollar un nuevo camino. Debemos crear y encontrar nuestras propias pasiones. Redescubrir los valores, la fuerza y la sexualidad. Definir nuestro propio plan de vida y enfrentar los obstáculos que se presenten. No hay una receta que sirva para todos sino un abanico de posibilidades dependiendo de nuestras inclinaciones personales: viajar por el mundo, crear una empresa, ayudar a niños pobres o rescatar ballenas en el Océano Pacífico. Eso va a depender de cada uno. Con esto no quiero decir que cualquiera puede ser presidente de la nación si hace lo que desea, pero sí que en la lucha por entender y conquistar nuestros deseos está la clave para definir una masculinidad propia.
De ese modo, nos establecemos como seres emocionalmente independientes a través de nuestras acciones. Tomando decisiones como hombres adultos. Psicológicamente, es de estas acciones de donde deriva nuestro valor de masculinidad.
Y puede que esto no sea fácil, y que no tengamos las herramientas para definirnos por completo. Construir nuestro propio sendero requiere trabajo, coraje, habilidad, ambición y mucha voluntad de lucha para superar todos los obstáculos que se presenten. Una actitud que no es muy difundida en la actualidad, pero que todo hombre superó en el pasado para definir su identidad.
* Fragmento del libro “Seductor Infalible” de Germán Muhlenberg. Adaptado especialmente para INFOBAE.COM con autorización de Dibuks Ediciones. Descarga gratis los primeros capítulos del libro desde la web de la editorial.