Muchos dudaron de LeBron James. Los calambres sufridos en el primer juego de las finales ante San Antonio fueron el hazmerreir en las redes sociales. “Mi físico me falló”, llegó a decir “The king”. 72 horas después, James demostró por qué es el mejor del mundo: 35 puntos, 10 rebotes y un partido que le permite al Miami Heat soñar con el tricampeonato.