Por: Fabiola Angulo
Las mujeres han sobresalido por sí solas y se han desenvuelto en todo tipo de trabajos, no para demostrar su capacidad sino para satisfacer una sed que les grita que no es suficiente y que necesitan seguir triunfando para estar totalmente satisfechas.
Es innegable que ser una mujer independiente y segura de sí misma tiene sus beneficios ya que les permite disfrutar de su carro, de su casa, de su vida y de sus decisiones, sin embargo también tiene sus riesgos. Los atributos de una mujer autosuficiente en muchas ocasiones se convierten en una amenaza para el sexo opuesto en un mundo donde la tendencia del “sexo débil” se está invirtiendo a la creencia tradicional.
Por si fuera poco, aparte de ser profesionales, hermanas, amigas, colegas, amante, hijas, novias y esposas, llega el momento más sabio que la naturaleza eligió para dejar como prueba lo fuerte que somos, el ser madres.
Cuando somos autosuficientes, utilizamos las bendiciones y habilidades que Dios nos ha dado para velar por nosotras mismas y por nuestra familia, y para encontrar soluciones a nuestros problemas. Al llegar a ser autosuficientes tenemos mayor capacidad de servir y cuidar a los demás. El Señor desea que lleguemos a ser autosuficientes tanto en forma espiritual como temporal.
“La autosuficiencia no es un atributo absoluto, sino una cuestión de grado.”