Tuvieron que pasar 80 años para que África tenga por primera vez la oportunidad de albergar a la Copa del Mundo. En tierras donde la discriminación racial se hizo presente durante tantos años bajo el sistema de Apartheid, el fútbol llegó para demostrar que el país presidido por Jacob Zuma estaba listo para integrarse al mundo. Así como alguna vez Nelson Mandela utilizó al rugby para unificar al pueblo, ésta vez la FIFA decidió que la pelota ruede por los diez estadios sudafricanos para que todo un continente tenga la posibilidad de estar cerca de la fiesta mundialista.
Alemania 2006: El insulto de Materazzi y el cabezazo de Zidane
Cuando la FIFA dio la noticia de que Alemania iba a organizar la decimoctava Copa del Mundo, se generó un manto de sospechas sobre la votación de la nueva sede. Luego de la negativa a Marruecos e Inglaterra, el entorno del fútbol daba por hecho que el certamen se dispute en Sudáfrica. Sin embargo, los “Bafana Bafana” debieron esperar cuatro años más para tener su Mundial, dado que en el sufragio final el representante de Oceanía, Charles Dempsey, prefirió abstenerse luego de afirmar públicamente su deseo de llevar al torneo al continente negro. Ésa determinación hizo que el país europeo gane por un voto y ponga en juicio a la entidad presidida por Joseph Blatter.
Corea-Japón 2002: El fracaso argentino, la indignación francesa
Para el primer Mundial del siglo XXI la FIFA decidió llevar a la Copa del Mundo al continente asiático, lo que permitió que se establezca un torneo tecnológicamente brillante. Los 20 estadios de última generación demostraron un claro ejemplo de la organización, aunque se debe destacar la puja política que se vivía entre los dos anfitriones, debido a las disputas ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón ocupó el territorio de sus vecinos. En este sentido, para el partido inaugural disputado en Seúl, en el que Francia cayó sorpresivamente ante Senegal, el emperador nipón, Akihito, se ausentó del espectáculo, generando un malestar en las autoridades coreanas. Tal es así, que su presidente, Chong Mong Joon, consideró aquel hecho “como si la novia o el novio no se presentaran a una boda, porque no es una cuestión de gusto, sino de obligación”.
Francia 1998: Las convulsiones de Ronaldo y el festejo “Le Bleu”
Tuvieron que pasar 20 años para que un país anfitrión se vuelva a quedar con la Copa del Mundo. A diferencia de los anteriores, el conjunto dirigido por Aimé Jacquet fue el campeón más honesto de todos los organizadores de la historia. En sus siete presentaciones, los europeos anotaron 13 goles y recibieron sólo 2. Además, los fallos arbitrales no generaron ninguna polémica, dado que fue el equipo consagrado con más expulsiones de todos los tiempos: Marcel Desailly, Zinedine Zidane y Laurent Blanc debieron abandonar el campo de juego por observar la cartulina colorada. La época de los favores se había terminado y el título“galo” fue reconocido por todos los amantes del fútbol.
USA’94: El Mundial que le cortó las piernas a Maradona y le quitó la vida a Escobar
En un país en el que el fútbol no está en los primeros planos se organizó la decimoquinta edición de la Copa del Mundo. Deportes como el básquet, el béisbol, el boxeo, el fútbol americano y hasta el hockey sobre hielo generan más atracción para el público local. Sin embargo, el certamen organizado por el país del norte registra el récord de asistencia en las nueve sedes que albergaron a la cita mundialista, totalizando casi 3.600.000 personas, a un promedio cercano a los 69.000 espectadores por partido.
Italia 1990: La caída del Muro, el bidón de Bilardo y las lágrimas de Maradona
Así como México en 1986, Italia tuvo el privilegio de recibir por segunda vez a la Copa del Mundo. En un contexto totalmente diferente al que había organizado 56 años antes, donde la sombra de Benito Mussolini ya estaba ausente, el Mundial de 1990 fue el primero Post Guerra Fría, en el que el Muro de Berlín ya había sido derribado y se estaba disolviendo la Unión Soviética. Curiosamente, esa liberación de tensiones que sobrevolaba el planeta no surcó el cielo italiano durante el mes que la pelota corrió por las doce sedes que albergaron a la cita mundialista.
México 1986: El nacimiento de D10S
Tras la finalización de España ’82, la FIFA daba por hecho que la siguiente Copa del Mundo se dispute en Colombia. Sin embargo, el presidente del país sudamericano, Belisario Betancur, anunció que su estado no estaba en condiciones económicas para organizar el torneo. El mandatario argumentó que al momento de la designación de la sede, el Mundial lo disputaban 16 equipos, pero con el aumento a 24 participantes se necesitarían 10 estadios, una cantidad no disponible para los “cafeteros”. Por lo tanto, su dimisión hizo que el presidente de la CONCACAF, Joaquín Soria Terrazas, postule a México para organizar la cita mundialista. Las intenciones de Estados Unidos y Canadá para reemplazar a Colombia fueron insuficientes, ya que la amistad entre Joao Havelange y Guillermo Cañedo (vicepresidente de la FIFA y directivo de Televisa), hicieron que los “aztecas” se conviertan en el primer país en recibir al certamen en dos oportunidades.
España 1982: El Mundial de las Malvinas
En la decimosegunda edición de la Copa del Mundo se vivió un hecho muy particular. Mientras en Europa se disputaba el torneo internacional más importante, en el Atlántico Sur se establecía una de las guerras más absurdas que jamás antes se haya visto. Cuando los jerarcas de la dictadura militar argentina decidieron invadir las Islas Malvinas, Gran Bretaña demostró todo su poderío bélico respondiendo con el hundimiento del crucero General Belgrano. En el resto del globo se exigió que las naciones involucradas en el conflicto no participen del campeonato, y el ex jugador Alfredo Di Stéfano, había dicho desde Madrid que “no es lógico que mientras unos se juegan la vida en las Malvinas, otros participen del Mundial para divertir a la gente”. En aquella época se priorizó el espectáculo deportivo por encima de los 904 muertos y más de 2.000 heridos que dejó la guerra.
Argentina 1978: Cuando el fútbol ocultó la violencia militar
La tercera es la vencida. Luego de dos intentos por organizar la Copa del Mundo (en Francia ’38 y México ’70), la Argentina logró ser la anfitriona de la cita mundialista. Fueron 40 años de espera hasta el momento en el que la pelota comenzó a rodar en el contexto más sangriento y atroz que pudo vivir la región sudamericana. Sin dudas, el campeonato de 1978 significó un placer con culpa. Por aquel entonces se vivió una realidad “irreal” que derivó en el fervor del público local.
Alemania 1974: La frustración holandesa
Luego de la consagración de Brasil en México ’70 y la apropiación de la Jules Rimet, por haber conseguido ese título en tres ocasiones, la FIFA organizó un concurso para la confección del diseño del nuevo trofeo. Sobre 53 postulantes, se eligió la obra del escultor italiano Silvio Gazzaniga y se pagó por ella 20 mil dólares. A diferencia de la Copa anterior, el nuevo galardón no podrá ser ganado nunca como título definitivo, dado que el campeón de cada edición sólo recibe una réplica y la original se mantiene en las manos de la Federación del Fútbol Internacional.