Por: Joaquin Múgica Diaz
Tevez en el centro del debate público y privado. Sabella con el pulgar abajo y Grondona con el dedo grande parado. El “Apache” mostrando lo que sabe hacer con la pelota en Italia y los argentinos pidiendo en las redes sociales por su nombre en la lista del Mundial. La inclusión o no de Carlitos en la Selección Argentino se metió, de una vez por todas, en el debate futbolero y nacional.
La gente lo quiere a Tevez en el equipo pero no son las encuestas populares las que definen la lista de 23 jugadores que pasarán un poco de calor en Brasil. El jugador de la Juventus se volvió un emblema de la lucha adentro de la cancha, y la percepción del público argentino muestra que esa necesitad está insatisfecha en la actualidad. Los nombres actuales derrochan calidad pero añoran carisma y empuje.
Sabella ya tiene un equipo armado en el que el ex Boca no está. No estuvo durante todas las eliminatorias y difícilmente esté en junio de este 2014. La base, como decía el Bambino, está. Y esa estructura tiene el sello del entrenador. El técnico priorizó el grupo por sobre los nombres y su coherencia se mantiene intacta. No importa si el que está es el mejor en su puesto porque el tiempo y la seguidilla de partidos lo convirtieron en titular.
Pensar en Tevez adentro del equipo de Alejandro Sabella sería combatir la lógica de un fútbol fundado en el juego asociado de un equipo con tiempo de conocimiento. Cuatro años duraron las Eliminatorias y el delantero no fue convocado en ninguna oportunidad. En el caso de que su nombre termine estando en la lista, la coherencia del técnico terminaría hecha un bollo y tirada en la basura. Todo es posible en el vertiginoso mundo de la redonda aunque esa decisión parezca improvable para un entrenador que siempre piso firme en su gestión.
El técnico de la Selección ha mantenido la cautela en su discurso. Nunca dejó demasiado abierta la puerta para una eventual convocatoria pero tampoco fue tajante como para pensar en la imposibilidad de un llamado. Su línea de pensamiento plasmada en la dirección técnica de Argentina, no hace más que contestar una pregunta. ¿Tevez será convocado? Las decisiones del propio Sabella escriben en el aire la palabra no.
Los rumores solo alimentan fantasmas que hasta ahora Sabella espantó. Sus once titulares se repitieron con el pasar de los meses y solo la altura sobre el nivel del mar cambió los nombres de un esquema. Palabras más, palabras menos, lo de Tevez es un deseo popular que el propio jugador sabe que es difícil de cumplir. “Ni haciendo 130 goles, ni siendo el mejor voy al Mundial”, sentenció el “Apache”.
El ex técnico de Estudiantes logró lo que algunos piensan que es fácil pero otros muestran como una tarea compleja. Sabella consiguió que Lionel Messi encontrara su logar en el equipo, se sintiera parte de un esquema y se adaptara a la dinámica de un grupo afuera de la cancha. El plantel lo acobijó y se consolidó entorno a su figura. La solidificación fue tan fuerte que parece imposible que un nombre de peso como Tevez ingrese al circuito cerrado de Ezeiza. La casa está en orden y cada uno sabe que tarea tiene que cumplir en una familia que ha sufrido demasiado en la última década.
Carlitos es más argentino que el dulce de leche y que los once titulares de “Pachorra” pero eso no alcanza. No basta con el reconocimiento público, las buenas actuaciones, el empuje y el carisma. No alcanza para estar en un Mundial porque la estructura de un edificio es más importante que la de un solo departamento, y Sabella ya tomó su decisión de ingeniero ficticio.