Por: Facundo Etchebehere
Hace varios años atrás, en Argentina, un programa de radio y luego de TV conducido por la periodista Luisa Delfino lograba muy interesantes niveles de audiencia bajo la propuesta “Te escucho”. La temática era sencilla, dejaba espacio a los oyentes para que llamen y compartan su momento o pensamientos. El eje estaba en la persona, justamente, “en lo que tenía para decir” y la conductora, con el solo hecho de disponerse a la escucha empática, lograba que surgieran temas profundos generando un clima atractivo para otros oyentes. El programa, con dos décadas en el aire, es un ejemplo que nos ayuda a reflexionar sobre el rol que tiene la escucha en las relaciones interpersonales y su relevancia en la construcción de vínculos con diferentes públicos desde la perspectiva de la gestión de asuntos corporativos.
Como profesionales de las relaciones públicas muchas veces tenemos la tendencia a hablar más de lo que escuchamos y nos perdemos la oportunidad de entender mejor la perspectiva del otro. Una de las razones más comunes para no escuchar podría estar en el nivel de interés y atención, o en que en la mayoría de las ocasiones estamos más preocupados por transmitir lo que tenemos para decir y sólo escuchamos para responder.
Respecto a esto, Peter Drucker, en uno de sus planteos sobre el tema expresó que: “demasiados ejecutivos piensan que son maravillosos con las personas porque “hablan bien” y no se dan cuenta de que ser maravillosos con las personas significa “escuchar” bien.”
El diálogo es uno de nuestros principales activos. Para un buen diálogo, es muy útil hacer el ejercicio de escuchar lo que escuchan los otros cuando hablamos. También es muy bueno hacer pausas para escuchar lo que realmente el otro esta diciendo, y escuchar bien lo que esto nos dice hacia nuestro interior, sin generar un intercambio sin respiro.
Si somos capaces de conversar adecuadamente, escuchando activamente a nuestros interlocutores (estos pueden ser los públicos con los que se relaciona la organización, el entorno en donde desarrollamos nuestra actividad o también los medios de comunicación) daremos un gran paso para conseguir el éxito de cualquier estrategia que emprendamos, ya que tendremos herramientas para saber “que es lo que pasa” a través de lo que “se dice” puesto en toda su dimensión.
“La escucha” puede tomar diferentes formas, pero por supuesto, la más natural es la presencial, el estar con el otro en una actitud abierta a otras perspectivas. Un buen amigo es el que te sabe escuchar, pero por más bueno que sea en esto, es clave el destinar tiempo a generar la oportunidad de la escucha. Traspolando esto a las organizaciones, no existe posibilidad de escucha sin una disposición actitudinal y física que la permita, por lo tanto, pautar o generar encuentros periódicos con los diferentes públicos, más allá de la agenda que pueda tener la organización, es clave en este proceso.
Pero este tipo de escucha no es la única que permite nutrir a la organización de diferentes perspectivas. En otro nivel, cada día contamos con más profesionales de la investigación que realizan estudios cuantitativos y cualitativos que, de acuerdo a sus diferentes diseños, permiten a la organización “escuchar” las miradas que tienen los diferentes públicos sobre ella o sobre los temas que a esta le incumben. Aquí podríamos encuadrar estudios más generales de opinión así como mapeos específicos de las posiciones de un público de interés o actor concreto, sobre una de las cuestiones que se presentan como relevantes para la organización.
Una tercera forma está ligada a la comprensión orgánica de lo que se dice en los medios, en muchas ocasiones la organización descubre a través de una entrevista publicada, de una nota de opinión o simplemente por la presencia de opiniones de actores clave en algún artículo expresiones que la ayudan a la comprensión del escenario de relación en el que se puede manejar con este público.
En otro orden, podemos percibir a “la escucha” que está relacionada al seguimiento de las iniciativas parlamentarias o expresiones de posición de los legisladores en debates. La presentación de un proyecto de ley por parte de uno o más legisladores es una expresión clara de interés o preocupación que debe ser escuchada por la organización. Detectada a tiempo es una gran oportunidad de diálogo que permite una adecuada gestión de intereses de las partes.
Para lograr una conversación efectiva que involucre entender los puntos de vista de nuestros públicos y agregye valor a nuestras estrategias, lo primero que tenemos que desarrollar es la capacidad de escucha activa, entendiendo así, a la comunicación desde el punto de vista del emisor (ya sea una persona, partir de lo que “nos dicen” diferentes situaciones, el propio contexto o los medios de comunicación).
Teniendo en cuenta lo desarrollado, podemos concluir en que la clave de la comunicación efectiva en las compañías está en saber escuchar entendiendo a través de lo que se dice que es lo que realmente sucede/pasa. Esto nos va a dar herramientas para poder detectar que comportamiento debe desarrollar nuestra organización.
Un organización que se se dispone a la escucha es una organización abierta al cambio y como tal, una organización que se adapta mejor a los cambios de entorno y se proyecta al futuro de manera más sólida.
15 Quotes to Inspire You to Become a Better a listener:
http://www.inc.com/dave-kerpen/15-quotes-to-inspire-you-to-become-a-better-listener.html