25 cosas imperdibles que debe hacer un winelover

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25 cosas imperdibles que debe hacer un wineloverEl concepto de “vino” va mucho más allá del mero hecho de beber una copa de blanco o tinto. Descubrí el cúmulo de situaciones que también forman parte de este universo mágico.

1. Perderse en Agrelo
Una de las zonas de fincas más tradicionales de toda Mendoza y, sin dudas, una de las más románticas. El marco que logran las bodegas, los álamos altos, los viñedos en espalderas, con la Cordillera como telón de fondo, es realmente magistral.

2. Participar de una vendimia
Lejos de la urbanidad del consumo, cosechar uvas una mañana completa es entender uno de los trabajos fundamentales en la elaboración de un vino. La recolección de estos frutos, y su calidad, no sólo es el factor más importante que tienen blancos y tintos, sino que es el esfuerzo y el producto de todo un año de trabajo.

3. Tener una cava propia en la casa
Todo amante del vino debe saber que a las botellas les gusta descansar exactamente como a uno: acostadas, serenas, sin ruidos, sin cambios de temperaturas, a oscuras. Es decir que lo mejor es que tengan un lugar especial que será uno de los ambientes más mágicos de la casa.

4. Beber blancos como aperitivo
Muchos blancos locales son muy versátiles a la hora de beberlos antes de comer por lo frescos, livianos y simples que son. Además, tienen menos contenido alcohólico que los cocktails tradicionales y, como si fuera poco, suelen ser más económicos.

5. Tener un juego de copas Riedel y usarlo sin pensar que se pueden romper
La calidad de las copas es tan importante como el vino a degustar. O casi. Sinónimo de excelencia en cristalería es la casa austríaca Riedel. Esta marca fue y vino del país varias veces, pero ahora se instalarán definitivamente con un nuevo importador: Jumbo.

6. Visitar una vez en la vida la mítica región de Burdeos
La legendaria reputación de Bordeaux como zona productora de grandes vinos es casi un lugar común de la vitivinicultura mundial. En esta región, treinta y cinco apelaciones atesoran el carácter de muchos de los tintos, blancos secos y dulces más reconocidos del globo, y allí, la presencia de miles de propiedades con características de château aporta un halo de magia y sofisticación que no tiene paralelo en toda Europa.

7. Probar un vino de viñedos más antiguos que uno
Tal como sucede con las personas, los viñedos, cuando fueron bien manejados, con los años logran un equilibrio especial. Pero más allá de la indudable calidad, lo interesante de beber un vino de un viñedo más viejo que uno es el juego lúdico y el desafío íntimo de meditar y analizar el fruto de la planta y el fruto de uno. ¿Habrá crecido de mejor manera la planta o uno?

8. Recorrer al menos una vez al año alguna región vitivinícola argentina
Afortunadamente, en nuestro país existen varias regiones productoras vitivinícolas con servicios turísticos de buen nivel. Es fundamental para cualquier amante del vino recorrer alguna de ellas, al menos, una vez al año. Lo que permiten estos trazados es entender más cabalmente los vinos de esa zona; conocer de cerca su clima, su suelo, su gente, algo clave para asimilar los sabores de cada región.

9. Participar de la Feria de Vinos de Lujo El Conocedor en el Hotel Alvear
La feria que todos los meses de noviembre tiene lugar en el Alvear Palace Hotel es la única chance que hay durante el año de degustar más de 150 de las mejores etiquetas nacionales, y además, en un marco imponente. También está la posibilidad de conversar con bodegueros, enólogos y periodistas. Luego, la cena del evento consiste en una comida de varios pasos maridados con etiquetas súper premium locales. Imperdible.

10. Hacer cursos de degustación
Es clave para un amante del vino conocer ciertos elementos básicos de la degustación. Los cursos aportan conocimientos para identificar defectos y reconocer cuándo una madera está avasallando la fruta y cuándo no; datos importantes para quienes beben vino a diario. No se olvide: saber ayuda a disfrutar más del vino.

11. Casarse o festejar un aniversario en un viñedo
¿Qué marco es más adecuado para una celebración que el de las viñas soleadas y la Cordillera? Cocina rural, sencilla y sabrosa, hecha en hornos de barro y/o parrillas, junto a ricos blancos y tintos oriundos de esa tierra.

12. Desayunar una vez por año con Champagne
Una excentricidad que no tiene razón de ser… hasta que un día (en el que no tengamos que trabajar demasiado) se hace. Un desayuno muy singular, made in France, que aliviana la jornada y la hace diferente. Claro que lo ideal es, por su halo romántico, hacerlo en pareja. Un dato muy importante: hágase para esa ocasión de la mejor botella de Champagne que pueda, no escatime un solo peso.

13. Tomar un tour en helicóptero sobre alguna zona de viñas
La experiencia de contemplar una finca desde la altura es única y verdaderamente sublime. Divisar cada parcela por separado, ver cómo cambia el color del terreno según las cepas plantadas en cada cuadro y contemplar el paisaje rural con sus rutas, sus poblados y sus extensiones verdes es algo que no tiene precio.

14. Tener una bibliografía amplia sobre vinos
Leer sobre la historia de las cepas, sobre los grandes vinos del mundo, e incluso sobre los aspectos económicos, políticos y coyuturales de la industria ayuda a entender más. Un mix de libros importados y nacionales es la clave.

15. Comer uvas destinadas a un vino top
No hay nada mejor para entender la concentración de un tinto súper premium que probar su materia prima, la uva madura. Esas bayas chiquitas y llenas de fuerza darán un panorama de la identidad y el carácter de un vino que, una vez elaborado, debería ser un reflejo fiel de esa fruta color violeta furioso.

16. Alojarse en hoteles rodeados de viñas
Descansar rodeado de viñedos es algo que, se sabe, imprime una paz excepcional. Abrir las ventanas de la habitación y ver las primeras luces del día con el marco de los racimos que cuelgan provoca una sensación única, difícil de olvidar.

17. Realizar entre amigos degustaciones verticales
Es un regalo inmejorable para fechas especiales en las que lo primordial es compartir. Una degustación vertical consiste en probar una misma etiqueta pero de distintas añadas y ver cómo fue evolucionando el vino. Lo mejor será tener en claro cómo fue climatológicamente cada año y ver de qué manera esto se siente en cada uno.

18. Comprar algunas botellas de vino en la bodega elaboradora
Visitar bodegas es una situación inmejorable para comprar algunas botellas especiales. Al fin y al cabo, es la chance que tiene uno de sacar de su “hogar” al vino por primera vez y de ser el responsable de cuidarlo hasta el momento del disfrute.

19. Beber algún Premier Cru
Vinos prestigiosos en el mundo hay muchos, pero ninguno como los Premier Cru: el Château Latour, el Château Lafite-Rothschild, el Château Margaux o el Château Haut-Brion. No hace falta decir que son ejemplares caros y difíciles de conseguir, pero no imposibles.

20. Participar de remates de vinos añejos con fines de caridad
Una doble oportunidad: hacerse de etiquetas antiguas o raras, que no se consiguen habitualmente, y ayudar a una entidad benéfica.

21. Hacer un club de vinos propio con amigos y conocidos
Sólo hay que animarse. No es difícil: se trata organizar reuniones periódicas en las que cada integrante aporte una botella temática.

22. Cenar en un viñedo sin servicio
Sin camareros que sirvan ni que pregunten si se necesita algo más. La paz que se logra cenando en el silencio de una finca es algo diferente, especialmente si uno está en pareja.

23. Beber un vino del año del nacimiento o del casamiento
Beber un vino cuyo año de cosecha es el de un nacimiento, o quizá el año de compromiso o casamiento, ayuda sin dudas a volver a revivir aquellas fechas.

24. Probar todos los grandes vinos dulces del mundo
Los botritizados franceses, los Oportos de Portugal y los Tocai húngaros son tres estilos de vinos dulces que difícilmente encuentren una comparación cualitativa en la Argentina. Cuando tenga la oportunidad, no la deje pasar.

25. Comprar una caja de vino en primeur
El sistema en primeur es el que se usa para comercializar anticipadamente muchas de las grandes etiquetas del mundo, especialmente las de Burdeos. Cuando los vinos aún están criándose en barricas, los periodistas y negociants internacionales los prueban y allí evalúan cómo está el vino y cómo evolucionará con los años de estiba. Luego de esto, salen los lotes a la venta, incluso cuando faltan uno o dos años para que sean embotellados. Una vez pagados, sólo resta esperar la entrega, y luego aguardar el ansiado momento del descorche. En la Argentina es posible hacer esto mediante alguna importadora, o a través de los distribuidores de algunos de los vinos top argentinos, muchos de los cuales también se venden –incluso a un precio algo menor– antes de que salgan al mercado.