¿Qué significa preferir movernos en auto?

#PensarLaCiudad

Los Argentinos tendemos a asociar el automóvil con sus beneficios, sin embargo, no siempre somos conscientes de las consecuencias de su uso masivo y excesivo.

DSC_0256

Argentina se encuentra en la lista de países que aumenta la emisión de dióxido de carbono per cápita, resultado de la quema de combustibles derivados del petróleo, mientras que el objetivo mundial es reducirlas. En el 2004 consumimos 2.000 toneladas equivalentes de petróleo más en transporte que en viviendas. ¿Cómo reducirlas? Construir ciudades más densas (de mayor altura) pero con mejor calidad espacial (más lindas) para reducir las distancias de los recorridos diarios de sus habitantes permitiría movilizarse caminando y/o en bicicleta y proveer un transporte público más eficiente y a menor costo. El transporte público (por su masividad) produce hasta un 95% menos de monóxido de carbono, un 90% menos de compuestos orgánicos volátiles y un 45% menos de dióxido de carbono y de óxido de nitrógeno por pasajero y kilómetro que los vehículos particulares, incluso aunque el índice de ocupación sea bajo.

emisiones

En ciudades como Buenos Aires, en múltiples sitios se relevan más de 75db durante el día, lo cual produce sordera, reduce el rendimiento escolar en niños y afecta la presión arterial, entre otros males, afectando en especial a infantes y ancianos. Usar menos el auto, mantener una marcha tranquila y constante (una moto acelerando produce sonidos sobre los 75 db), evitar cubiertas anchas, reducir el número de vehículos en circulación y su velocidad, utilizar asfalto sonorreductor, forestar las calles reduce los ruidos.

En el mundo, los siniestros viales (accidentes de tránsito) constituyen la octava causa de muerte, y está en aumento. Argentina ha reducido, entre el 2008 y 2012, un 50% el porcentaje de muertes y traumatismos por siniestros viales, sin embargo, en el 2013 se registraron unos 120.000 heridos y 7.500 fallecidos, generando un gasto de U$S 10.000.000. Las normas de seguridad en el diseño urbano, la tecnología de los vehículos y la concientización de la población colaboran pero no da resultados definitivos. Los siniestros aumentan en relación a la cantidad de vehículos, ante la mixtura de tipos de tránsito (aumenta en accesos y áreas urbanas) e impactan en especial a peatones, ciclistas y jóvenes. Segregar los tipos de tránsito y reducir la cantidad de vehículos es el único modo de lograr soluciones en el largo plazo.

Los embotellamientos y congestión generan demoras, provocan contaminación sonora y del aire, aumentan el riesgo de siniestros al impacientar a los conductores, reduce la eficacia del transporte público. Esto impacta sobre la economía, salud y calidad de vida de los habitantes. ¿Cómo solucionarlo? Con carriles exclusivos y prioridad de circulación para el transporte público, a fin de hacerlo más rápido y flexible, promoviendo el uso compartido de los autos, mejorando las áreas centrales de las ciudades para que inviten a vivir en ellas, fomentando el trabajo virtual pero, sobretodo, articulando dichas estrategias.

Los autos ocupan mucho espacio, tanto por su superficie, como por el uso (generalmente se viaja solo), como por el tiempo que se dejan estacionados: se necesitan un promedio de 60 autos para desplazar a 70 personas, que son las que podrían viajar en un colectivo. Entre viajar y estacionar, se ocupa 90 veces el espacio necesario para caminar el mismo recorrido. En consecuencia, la ciudad se piensa para los autos: las grandes infraestructuras (avenidas, autopistas) fragmentan la ciudad, dificultando la circulación peatonal y desmejorando el espacio público, en las nuevas urbanizaciones se reserva hasta un 50% de la superficie para los vehículos y la mayor parte de las inversiones en infraestructura se destina a éstos. Invertir en transporte público y en mejorar la ciudad para peatones y ciclistas permitiría un mejor aprovechamiento del suelo, de gran valor económico.

Sin título-1

Existe una significativa cantidad de costos indirectos, tanto sociales como económicos y ambientales, que incluyen: los gastos médicos debidos a contaminación y siniestros viales, el costo social generado por las muertes resultantes de éstos, la pérdida de tiempo productivo generada por los embotellamientos producida a los individuos y empresas. En este punto,  el sistema más eficiente es el ferrocarril, en las zonas urbanas los costes externos del transporte público son la mitad que los del automóvil particular y en las áreas metropolitanas la diferencia es de un 25%. Por lo que un mayor uso del tren y transporte público en general reduce los costos indirectos de la movilidad.

En conclusión, el gran consumo energético que genera, la contaminación y polución, sus impactos sobre la salud de las personas, los embotellamienos, consumo de superficie y barreras urbanas, así como el costo real del sistema de movilidad basado en el uso del automóvil particular, refleja su ineficacia en términos de sostenibilidad y la necesidad de reemplazarlo por sistemas más eficientes.

fft99_mf4323008